Cuando se trata de apegarse a la temática del Met Gala y sorprender al público, Kim Kardashian siempre se lleva el título; lo hizo en 2019 con su wet dress firmado por Thierry Mugler y en 2021 tuvo el estilismo más viral con el diseño de Balenciaga.

Para la edición anual del Met Gala 2022, Kim lo hizo otra vez, confirmando las sospechas que comenzaron a circular desde la semana pasada, llevó el mismo vestido que Marilyn Monroe vistió en 1962 para cantar «Happy Birthday, Mr. President» al ex presidente de Estados Unidos John F. Kennedy.  

Gilded Glamour, la temática de este año, se centraba en el glamour dorado y en la inspiración de momentos clave en los que la moda americana destacó en la historia; para Kim Kardashian no existe momento más icónico que el 5 de agosto de 1962, así que lo retomó.

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«La idea se me ocurrió después de la gala de septiembre del año pasado. Pensé: ¿qué habría hecho para el tema estadounidense si no hubiera ido de Balenciaga? ¿Qué es lo más estadounidense que se me ocurre? Pues Marilyn Monroe»

Explicó Kim Kardashian.

Uno de los retos más grandes es que al tratarse de un diseño de archivo, no podía modificarlo a sus medidas, por lo que tuvo que bajar siete kilos en menos de un mes para poder usarlo; además tardó decolorando su cabello más de 14 horas para complementar el look con el peinado rubio platino.

La historia del vestido

El brillante vestido confeccionado con más de seis mil cristales, se basa en un boceto de Bob Mackie para el diseñador de vestuario hollywoodense Jean-Louis; cuando Marilyn Monroe lo utilizó en el cumpleaños número 45 de JFK, causó gran polémica porque la gente no estaba acostumbrada a las transparencias y a las prendas tan reveladoras.

La primera transacción fue la que le hizo Marilyn a Jean-Louis por mil 440 dólares del exclusivo diseño a la medida, posteriormente en 1999 fue subastado en Christie’s por más de un millón de dólares. Por si fuera poco, el vestido cobraba más valor conforme pasaban los años.

Para 2016 ya había alcanzado los 4.8 millones de dólares cuando Julien’s Auctions lo vendió a su actual dueño: el museo Ripley’s Believe It Or Not, en Nueva York, lo que le dio el récord del vestido más caro vendido en una subasta.

El vestido permanecía guardado en una cámara oscura, controlada a una temperatura y porcentaje de humedad muy específicos, no se había sacado de su molde, hasta que el dueño de Julien’s puso a Kim en contacto con el museo para comenzar con la estricta negociación.

Kim Kardashian no quiso poner en riesgo la pieza, su historia y su valor, por lo que solo utilizó el vestido original unos minutos para su entrada triunfal en la alfombra roja del Met Gala y para la cena vistió una réplica exacta propiedad del museo.

Por La Endina