Es una grasa vegetal que se obtiene de la semilla del cacao, su consistencia es sólida, con un ligero aroma y sabor a chocolate. Al tratarse de un producto comestible, es común verlo en diversos platillos y postres, como es el caso de las tabletas de chocolate blanco, del cual es el ingrediente estrella.
La manteca de cacao también es un infalible dentro de la industria cosmética, sobre todo en productos hidratantes para el cuerpo como cremas y para el cabello como acondicionadores, gracias a sus increíbles propiedades para restaurar.
La mejor forma de aprovecharla al máximo es utilizarla en estado puro, aunque no es tan comercial como otros aceites como el de coco o el de aguacate, puede conseguirse fácilmente en tiendas naturistas o especializadas en la fabricación de chocolate.
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Debido a que el cacao es un gran antioxidante, contiene diversos ácidos grasos como el palmítico y el láurico, al utilizarse de forma tópica ayuda a mejorar algunos aspectos de la belleza como la resequedad en zonas ásperas y delicadas como los labios, el contorno de ojos, los codos y las rodillas.
Por su alto contenido de vitamina E, es ideal para prevenir las líneas de expresión prematuras y las estrías, sobre todo durante un embarazo, ya que favorece la producción de colágeno en la piel, brindándole elasticidad y firmeza.
La manteca de cacao también ayuda a tratar algunos problemas cutáneos como quemaduras solares, eccemas, psoriasis o dermatitis, al actuar como emoliente por su alta concentración de vitaminas A y C.
En el cabello es un excelente remedio para tratar el daño por tratamientos y agresiones externas, le da vitalidad, lo hace más suave, brillante y sedoso al nutrido de raíz a puntas, por lo que evita problemas como la orzuela y el frizz.
Para utilizar la manteca debes derretir un poco en el horno de microondas o a baño maría, puedes aplicarla directamente sobre tu rostro y cabello limpios, dando ligeros masajes. Basta con dejar reposar durante media hora y posteriormente puedes enjuagar con agua tibia.
Por Quadratín
